lunes, 16 de febrero de 2009

¡ha ganado ÉL..!, ¡ SÍ..!


El Rey puede ser Jefe del Estado (sin una previa elección) de por vida, y pocos le discuten, aún hoy, ese derecho dinástico con la boca pequeña, y con la grande, menos. Numerosos políticos, en las más puntillosas democracias del mundo, han sido y son aspirantes perpetuos a presidirlo todo. Nadie, con sus dos dedos de frente, les ha negado tal democrático derecho. Chávez, por lo visto y oído,-y porque molesta a algunos- se sale de lo común, es decir, de una norma que sólo es adecuada cuando al poder biempensante complace para sus intereses.

En la España moderna, pero también hidalga y de pandereta, y en la Galicia de tanto emigrante desperdigado "urbe et orbe", aquí -digo- el caso Fraga, enquistado al poder desde la más tierna infancia - con dictadura y con democracia, sin votos y con ellos-, y que ahí sigue, honrado por los suyos, ahora en el Senado, sin constituír piedra de toque o de escándalo para arrojársela, con fuerza de ley, al hombre que , según Felipe González, tiene (tenía) el estado al completo instalado en esa gran cabeza, inmune a cualquier cefalea.

Ojalá que las puertas recién abriertas en Venezuela lo sean para dar entrada franca al aire libre, al pueblo, en el recinto de la casa común y confirmen las ilusiones puestas en el empeño. Pero, por favor, encarecidamente se lo ruego, no me imiten a Fraga. Por salud, por higiene mental, rechacen este modelo.

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