sábado, 25 de abril de 2009

Holocausto: ¡¿Hasta cuándo, señor?!


Manuel da Roura.


Se sabía que en ese día el jefe del gobierno iraní, de nombre impronunciable, hablaría en la Asamblea plenaria de la ONU. Se sabía también que ese señor iba a decir cosas, haría acusaciones “inconvenientes” y resucitaría hechos que, como el de Gaza, sería mejor olvidarlos. Pero, ante todo, expondría, a su manera, lo que se dio en llamar Holocausto, y no precisamente para coincidir con los hebreos ni con los viejos chivos de la aún más vieja Europa. Era pues necesario tomar medidas y no permitir que un pelagatos cualquiera se pusiera a despotricar y decir tonterías... A los judíos, ni con el pétalo de una flor.

¿Hasta cuándo el mundo podrá soportar las desmesuradas ambiciones sobre patrias ajenas y sus riquezas, sin atreverse a darle un pare?. ¿Cuándo terminarán los judíos de crear problemas? ¿Cuándo se decidirán a ser como los demás, aceptando convivir normal y decorosamente con todo el mundo, sin tantos recovecos ni tantas complicaciones? ¿Cuándo los no judíos dejaremos de ser pendejos y, en vez de mirarlos como pobres e infelices víctimas, comencemos a darnos cuenta de que, en realidad, las víctimas somos nosotros.

Ahí tenemos de nuevo a la Europa llena de miedo, retirándose del hemiciclo central de la ONU cuando el primer ministro iraní les canta todas las verdades del mundo. Que yo sepa, Irán no arremete contra nadie, sólo proclama una verdad histórica que está en la mente y en el corazón de toda persona sensible. Sin embargo, los representantes de la vieja y corrompida burguesía europea se levantan de sus asientos y, con cara seria y ceño fruncido, desfilan unos tras otros por el alfombrado pasillo, tratando de mostrar una dignidad que hace mucho tiempo han perdido. Se van del salón como muestra de disconformidad con el discurso del persa Ahmadineyad.
Así tiene que ser, y la programada estampida se hace tremendamente elocuente,
aunque a los alemanes nadie les puede sacar de encima el Holocausto, por más callados que estén. En su Alemania, ahora neoliberal, aún quedan vestigios de los campos de exterminio, como Dachau.

Ahora bien, la vieja y arrugada Europa, como cada quisque acaba de entrar en una crisis económica de la que no tiene la más mínima idea de cómo salir. Crisis que ya puso en la santa calle a millones de padres de familia. Europa está mirando, y no de reojo precisamente, hacia la Norteamérica hacedora y deshacedora de milagros, quien, como quiera que sea, algo tendrá que hacer o deshacer. Cada uno de los representantes europeos que abandona la sala de la ONU busca que su país quede bien situado ante la opinión del que manda, del que marca la pauta, del guia. Ellos tienen que demostrar su correspondiente desagrado hacia el Irán malcriado.

El Holocausto no puede ser el motivo fundamental de ese desplante colectivo. Si los europeos lo usaron, fue única y exclusivamente para congraciarse con Israel, que es como decir Norteamérica, y uno, a estas alturas, ya no sabe con certeza quién manda a quién: Si Estados Unidos a Israel o Israel a Estados Unidos. ¡Quién sabe!

Y tampoco sabemos si llorar o reír, viendo como el representante alemán es el primero que se levanta del asiento y se retira, habiendo sido precisamente su país el que programó y consumó la matanza masiva de judíos: El Holocausto.

Ahora pareciera que solamente se le está dando importancia al exterminio de judíos ocurrido hace setenta años en la Alemania nazi y, acudiendo a la exorbitante cantidad de muertos, se procura culpar al mundo entero de un hecho localizado en ciertas zonas de Europa, desvalorizando así cualquier otra matanza más o menos actual o histórica en otras latitudes. Matanzas todas ellas injustas y criminales y tan dignas de recordar como las que le hicieron a los judíos. Ahora ya no se habla de Hiroshima y Nagasaki; de Corea, Vietnan y, yendo más atrás, la exterminación casi completa del indio latinoamericano y norteamericano.

El bombardeo del barrio de Chorrillos allá en Panamá, la invasión de Irak, etc. Todas las masacres históricas, que fueron muchas, han venido siendo engavetadas y solamente nos colocan a la vista la que los alemanes hicieron con los judíos, pareciendo que todo el mundo es culpable del hecho y que todos debemos pagar tales barbaridades que muchos de nosotros no hicimos y quizás no conocimos. Por lo que a mi respecta, ¡yo no fui!

Sin embargo, y volviendo al párrafo anterior: ¿En dónde están los indios de nuestras películas de infancia? ¿Dónde está Toro Sentado y Gerónimo? ¿Qué se hizo de los comanches, sioux, seminolas, apaches, etc? ¿Cuántos indios quedan en las reservaciones, esperando la muerte sin antes haber vivido?

¡Por favor!, déjenme pensar. Déjenme analizar las cosas con mi propio cerebro. Déjenme recordar, déjenme averiguar y luego sacar mis propias conclusiones. No quiero. No me da la gana que la primera ministra de Alemania ordene mi arresto porque yo dije u opiné algo sobre la mayor o menor cantidad de muertos en los campos de exterminio nazis. Eso ya no es tiranía o dictadura, eso es inquisición pura y simple. Inquisición de la buena, donde el “cogito, ergo sum” cartesiano pasa a ser un mortal “piensa, luego te mato”.

Los palestinos no tuvieron arte ni parte en el holocausto judío. Por aquel tiempo, Palestina era una colonia inglesa. Una colonia monda y lironda bastante alejada de Alemania y sin poder ninguno para hacer daño a nadie. Sin embargo, es precisamente Palestina la que paga el pato y la que queda condenada a soportar la ambición y la agresividad judía. Aquí hay un “¡quiero lo tuyo!” absolutamente arbitrario que no deja oportunidad ni salida alguna: Por delante, los fusiles judíos apuntando y, por detrás, la ONU justificando y quizás azuzando el hecho.

Y aquí sigue planteándose un problema que de ninguna manera tiene solución: Los alemanes de Hitler mataron varios millones de judíos y, por lo tanto, los palestinos,que no tuvieron nada que ver en el asunto, como compensación, tienen que entregar su patria y sus bienes a Israel.

Esto no puedo entenderlo. ¿Por qué el país agresor no le da a los judíos parte de su tierra, en vez de incitarle a que ocupe Palestina?

La ocupación sin tregua ni pausa de Jerusalén, Gaza y la parte suroriental de Cisjordania nos demuestra que tarde o temprano, y como van las cosas, la Palestina árabe está destinada a desparecer. La ONU, como es natural, ha de aplaudir.

2 comentarios:

bemsalgado dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
bemsalgado dijo...

El profesor de Harvard Alan Dershowitz, invitado por FAES, culpa en parte al Gobierno español de la situación en la zona
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El profesor de la Universidad de Harvard Alan Dershowitz ha afirmado en Madrid que el Gobierno español "es en parte responsable de que no haya paz en Oriente Próximo". Invitado por FAES, este abogado estadounidense se pregunta "qué puede hacer Israel cuando se enfrenta a un enemigo que lo que quiere hacer es matar".

Según una noticia publicada en la web de la fundación, que se hace eco de la conferencia que pronunció Dershowitz el pasado lunes, el abogado cree que la "única paz posible es la paz con la Autoridad Palestina en Cisjordania". Acompañada, según él, de un plan económico para que "el modelo sea atractivo para los palestinos de Gaza".

Durante su intervención, titulada Alegato por la paz en Oriente Medio, lamentó que el Ejecutivo envíe mensajes a Hamás "para que sigan así", de ahí su dedo acusador dirigido al Gobierno presidido por José Luis Rodríguez Zapatero.

( Hasta aquí la noticia tomada de PÚBLICO.ES - Madrid - 15/04/2009 16:25 )



Es de sobras conocido ya, que, ahora, el mismo profesor contando con la financiación de FAES, el asesoramiento del profesor de la Universidad Georgetown de Washington Don José María Aznar, y las bendiciones de Monseñor Rouco Varela, iniciará una investigación para determinar quienes son los auténticos culpables intelectuales del 'pecado original'.

Ya se sabe: " por mares y montañas, altos y bajos, norte y sur, este y oeste, praderas y desiertos, etc." (el discurso del método inventado asimismo por el propio José María AZNAR, lo que le valió la cátedra en la universidad norteamericana).

Los primeros pasos comenzará a darlos en torno al Palacio de la Zarzuela, (por lo del 'género chico', que tanto entusiasma a las personalidades impulsoras del proyecto de investigación).

Las investigaciones espera concluirlas con tiempo para ser presentadas en el Concilio previsto para la inauguración del Pequeño Vaticano de Madrid que Monseñor Rouco construirá en los 25.000 metros cuadrados regalados por el Ayuntamiento del centrista Gallardón a la Iglesia Católica en pleno centro histórico de la capital de España.

(Ésto último es fruto del trabajo de investigación propia de bemsalgado )