martes, 5 de enero de 2010

como dios manda; pero como es debido. _


Las energías de la Conferencia Episcopal Española y de sus seguidores (desde luego, legítimas) en contra del aborto cobrarían más fuerza si viniesen acompañadas de medidas concretas, de recursos, de implicaciones sociales tangibles y creíbles, para disminuirlos, para evitarlos … No es lo mismo predicar que dar trigo. Resaltarlo como pecado mortal gravísimo (está dentro del pensamiento ético y de su lógica) a ellos no les basta. Se ve. Se palpa. Cabe, por ende, colegir que anhelan duras tipificaciones penales, sentencias judiciales condenatorias firmes y, en consecuencia, grilletes. Y no sólo las quieren, las exigen levantando la voz y prescindiendo de los buenos modales. Eso, y no otra cosa, les recrimino.

Ellos son obispos, clérigos, ciudadanos de a pie. Vivimos en un estado aconfesional. Han perdido la condición de “ayatolas”. Parecen ignorarlo. Que jueguen, pues, sus cartas como dios manda; pero como es debido.
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