lunes, 24 de junio de 2013

NICOLÁS MADURO VISITA EUROPA.



             
   Por Manuel da Roura.

El presidente Maduro, hace unos días, regresó del viaje que hizo a tres de los países del sur de Europa: Portugal, Italia y Francia.
El avión de nuestro mandatario, en su recorrido, tuvo, necesariamente, que pasar por cielo español; no había otro camino. Tanto a la ida como a la vuelta, el señor Maduro, y sólo mirando por el ventanillo, pudo echar un vistazo, una ojeada, sobre la extremeña Sierra de Guadalupe, las llanuras de la Mancha y el borde occidental del tranquilo Mediterráneo. Sin embargo, el presidente no pondría los pies en las tierras que iba viendo. Maduro había sido invitado por los portugueses, los italianos y los franceses, pero no por los españoles. España anda en otra onda. España no se junta con todo el mundo. ¡Aún hay clases!.
¿Qué pasa con los gobiernos españoles?, ¿Por qué no hace convenios con Venezuela, como los portugueses, que sí los hacen?, ¿Por qué, en esas cosas, España siempre pone la torta, señor Rajoy?... Aun con gobiernos de derecha, siempre Portugal le dio, y sigue dando, lecciones de sentido común y pragmatismo bien entendido a su vecino. No es esta la primera vez que los portugueses señalan caminos a España y, según van las cosas, tendrá que seguir haciéndolo. El Rajoy, que vemos y oímos de vez en cuando por televisión, refleja claramente a la España boba y terca. Calificativos de los que, estoy seguro, no se salva ninguno de sus gobernantes presentes y pasados.
Señor Rajoy: Este recién estrenado presidente venezolano, que cruzó el cielo español para bajarse en otros países, este Nicolás Maduro, presidente de un país que, además del petróleo, que España no tiene, posee productos y riquezas, suficientes para surtir a la España empobrecida que usted representa, este presidente puede, asimismo, comprar producción española, contratar empresas españolas y pagarles bien. Incluso al chin-chin. ¿Sabe usted qué significa “chin-chin”, señor Rajoy?. Usted, que acude siempre como pariente pobre a las reuniones con sus colegas europeos, llevando en el rostro y en la lengua señales de carencias crónicas. ¿En dónde deja la gallardía y la dignidad hispanas?...Déjese de criticas necias: de que “al comunismo venezolano hay que ponerle un pare, etc., etc.” No sea idiota.
Leo ahora una noticia reveladora: “Consorcio portugués construirá una autopista en Venezuela, valor 3000 millones de dólares”. Ve usted, señor Rajoy, como las visitas del presidente Maduro son provechosas, y usted, miserablemente, dejó que nuestro avión presidencial pasara sobre Madrid sin siquiera decirle: - “Presidente Maduro, a la vuelta lo espero en Barajas. Venga, que tenemos que hablar.” Así de sencillo.
Al presidente de Venezuela se le invitó a Lisboa, a Roma y a París. Faltó Madrid, ¿por qué? ¿Por qué se puede ser tan estúpido o, en el peor de los casos, por qué se teme tanto y a quién?.
De todas maneras, España se lo pierde, no

Venezuela.


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